Ante el inminente debate en el Congreso
Un obispo afirmó que "no es discriminación" oponerse a la unión entre personas del mismo sexo
Silvina Premat
LA NACION
El rechazo de la Iglesia a aceptar que se conceda los derechos propios de un matrimonio heterosexual a una pareja del mismo sexo no es discriminación. Así lo afirmó monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe y vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Argentina.
Las afirmaciones de Arancedo, si bien las hizo a título personal, son representativas de la posición de la Iglesia respecto de la discusión de dos proyectos de ley que autorizan el matrimonio gay a partir de la reforma del artículo 172 del Código Civil.
"Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es. Hay un falso sentido de igualdad que no pertenece a la Justicia, porque no parte del sentido de la misma realidad", dijo el obispo en su alocución semanal emitida por radio LT9.
Ayer no se conocieron otras reacciones a la discusión de los proyectos de ley en el ámbito del arzobispado de Buenos Aires, que conduce el cardenal Jorge Bergoglio, ni en el Instituto para el Matrimonio y la Familia, de la Universidad Católica Argentina.
Al referirse al debate sobre "el tratamiento jurídico" de las uniones homosexuales, monseñor Arancedo afirmó: "Se puede ser progresista y defender la familia fundada sobre el matrimonio. Creo que en esta postura de defensa del matrimonio hay mucho de profético para el mundo de hoy".
En relación con los proyectos que los legisladores debatirán desde mañana, dijo: "Toda ley tiene un sentido ejemplar y orientador para la sociedad; por ello, se debe evitar en ella toda confusión que no distinga lo que es distinto".
Arancedo, uno de los obispos con mayor autoridad en el Episcopado, pidió a los legisladores tener en cuenta la historia e idiosincrasia del pueblo argentino: "No considero un argumento menor por tener en cuenta la cultura del pueblo como patrimonio de una comunidad; esto lo apreciamos cuando la gente se refiere al matrimonio y lo hace espontáneamente en términos de la unión entre un hombre y una mujer, que luego serán padre y madre".
Asimismo, dijo que "esto no debe entenderse como la negación de un derecho a alguien, sino como la necesidad jurídica de afirmar y tutelar un instituto (el matrimonio) que tiene sus notas y características propias".
Indicó también el obispo que "estas uniones cuentan con una serie de normas jurídicas o administrativas que atienden sus reclamos y seguridad social, pero desde otro encuadre jurídico y que siempre se puede mejorar".
La Nación del 28 de Octubre de 2009
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1191397&origen=NLInfoGral
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