Por Domingo Riorda.
Días atrás el Vaticano anunció el nombramiento de Virginio Bressanelli como obispo
coadjutor de la diócesis de Neuquén culminado un operativo de los conservadores para defenestrar al obispo Marcelo Melani por su estilo de trabajo en conjunto con los sacerdotes y su compromiso social.
Virginio Bressanelli, santafesino, 67 años, es obispo de Comodoro Rivadavia “un hombre de tendencia progresista, con lo que se pretende disminuir el impacto de una decisión que prácticamente desautoriza al titular neuquino” como bien afirma Washington Uranga en su nota “Una divina intervención en Neuquén”, publicada en Página 12 del jueves 11 de febrero.
“El nombramiento del obispo coadjutor, sobre todo cuando es impuesto contra la voluntad del titular, como sucede en este caso, equivale a un desplazamiento” como bien explica Uranga quien agrega que “Melani, a quien se lo considera también un fiel seguidor de la obra iniciada en Neuquén por el obispo Jaime de Nevares (1915-1995)” tiene 71 años por lo que “según la ley eclesiástica, puede ejercer su mandato por lo menos hasta los 75” Melani integra el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).
En otro giro del mismo tenor, AICA informó que el Papa aceptó la renuncia de Obispo
Néstor Hugo Navarro, responsable de la diócesis del Alto Valle del Río Negro, quien al cumplir 75 años estaba obligado a ese trámite. Navarro, que fue obispo en Bahía Blanca, como sacerdote cumplió una tarea de alto compromiso social en la tormentosa década del 70, incluida una activa participación en relación con los refugiados chilenos en esa ciudad, siendo titular de Caritas local, conjuntamente con la Iglesia Metodista de esa época y desde el Alto Valle apoyaba la gestión de Melani..
Navarro es reemplazado por el sacerdote Marcelo Cuenca, 55 años, de la arquidiócesis de Córdoba, quien cursó en el Liceo Militar “General Paz” de Córdoba, siendo la catequesis uno de sus ejes de preocupación. También ejerció el cargo de Asesor Diocesano de la Acción Católica, del Movimiento Familiar Cristiano, del Movimiento Comunión y Liberación y de los Equipos de Notre Dame, de acuerdo a la información de AICA, la agencia católico romana de Argentina.
Dentro del área de las Iglesias Evangélicas la tendencia sigue ese lineamiento de conservadurismo.
En los mismos días de los comentados cambios en Neuquén y Río Negro, el obispo católicoromano de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, juntos a pastores “evangélicos fueguinos” dieron a conocer un comunicado titulado “Declaración Unida” donde, según la agencia Pulso Cristiano, citando a AICA, expresan, en nombre de “todo el pueblo cristiano de Tierra del Fuego”, “su postura contraria al intento de igualar el matrimonio con las uniones civiles entre personas de un mismo sexo” resaltando “el valor de toda familia constituida por un hombre y una mujer, abiertos a la vida, que es escuela de paz, amor y fraternidad” La declaración fue como contestación a la autorización de la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, quién autorizó la unión matrimonial de Alex Freyre y José María Di Bello.
Desde hace tiempo, casi dos décadas, sectores evangélicos/evangelistas, quienes siempre habían denostado a las iglesias evangélicas/protestantes por su participación social/política, comenzaron a relacionarse con sectores políticos de la derecha, como es el caso de afinidad con el PRO de Mauricio Macri, asociándose fuertemente a la defensa de los llamados “valores tradicionales” donde, por supuesto, tienen sintonía con los sectores conservadores del catolicismo romano.
En las iglesias que se conocen como en la línea del “protestantismo” se delinea un buen accionar solidario con sectores carenciados o situaciones de catástrofes, como el caso de Haití, pero se tienen serias dificultades para manifestar el compromiso político directo con las expresiones “progresistas” En buena medida viven con la imagen del pasado y sin avanzar en la discusión, aún interna, de problemas puntuales, como los relacionados con la cultura o el caso de la homosexualidad que se expresan, generalmente en grupos o personas que se manifiestan en forma particular pero no oficialmente. Esa ausencia de una voz diferente ayuda a que la población vea a la iglesia cristiana dentro del área conservadora.
Si bien esa tendencia ocurre en otros países del continente latinoamericano como el europeo y en Estados Unidos, no deja de ser un interrogante sobre lo que pasará con el cristianismo argentino en su relación con la sociedad. Por el momento pareciera que las nuevas generaciones no tienen el ímpetu ni el estímulo que en épocas no lejanas tenía el liderazgo laico y pastoral de ese entonces y, al igual que otras organizaciones sociales, se encuentran atrancados en las internas eclesiales. + (PE)
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Publicado por Ecupres - Prensa Ecuménica el 12 de Febrero de 2010
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=4308
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