miércoles, 18 de noviembre de 2009

El derecho: fundamental para la dignidad humana

Por Norberto D'Amico

La oposición de la jerarquía católica al matrimonio de personas del mismo sexo, no nos sorprende. Tampoco la posición de las Iglesias agrupadas en ACIERA. Aquello que resulta, al menos ilustrativo de sus maneras, es el conjunto de argumentos que desgranan indiscriminadamente y sin el menor reparo:

“Las personas de un mismo sexo no pueden contraer matrimonio debido a una absoluta imposibilidad de la naturaleza, no porque sean discriminadas por la ley civil. (...) Sería un gravísimo error legislar no sólo de espaldas a la naturaleza, sino también a un repertorio de valores y principios que conservan vigencia cotidiana en la vida de nuestro pueblo” editorializó el diario La Nación.

Aciera, que agrupa a las iglesias evangélicas más conservadoras, destacó en una declaración el respeto por cada persona, pero dijo que los actos homosexuales "son intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural". Reiteró que sus iglesias mantienen su clara posición, "que no puede ser modificada por la presión de la legislación civil, la moda del momento o grupos de coerción".

Monseñor Luis Rivas, profesor de Sagradas Escrituras en la UCA, declaró: “La unión homosexual no tiene nada que ver con el significado de la palabra matrimonio. Que se suponga que gran parte de la sociedad estaría de acuerdo con esa ley no garantiza nada. La sociedad alemana aprobó el Holocausto y no era que estuviera bien”.

La Agrupación Nacionalista (y ultra católica) Custodia -aquella que destruyó la muestra de León Ferrari- se movilizó al Congreso y repartió volantes que denuncian: “Miles de niños normales y niños solos se verán expuestos a ser corrompidos en su identidad sexual desde la propia familia”.

El comunicado de la Conferencia Episcopal sobre el fallo de la Jueza Seijas ordenando el casamiento de Alex y José María, explica que "La palabra “matrimonio” alude justamente, a esa calidad legítima de “madre” que la mujer adquiere a través de la unión matrimonial......"

"Calidad legítima de madre" "legislar de espaldas a la naturaleza" o "repertorio de valores vigentes..." no solo constituyen declaraciones de una notable pobreza en el área pastoral, sino que, también, en su afán de embanderarse guardianes de la moral de nuestro pueblo, cometen la torpeza de querer tapar el sol con el pulgar y confrontan con realidades complejas y valores vigentes con los cuales nuestra sociedad intenta legitimar vínculos de pareja entre personas del mismo sexo desde hace muchísimos años.

Nada más natural que una pareja del mismo sexo en los eventos sociales y familiares, en el barrio o en un viaje de turismo. Nada más natural que declarar un negocio “gay friendly” o enorgullecerse de su ciudad hospitalaria y hasta del afán inclusivo de algunas iglesias. Gays, lesbianas y travestis ya hemos encontramos muchas maneras de acceder a la paternidad y maternidad sin forzar nuestra “naturaleza” por decirlo de algún modo. La mayoría de las obras sociales otorgan el beneficio a las parejas del mismo sexo, porque honran a la familia de sus trabajadores.

Esos son los valores actuales de la sociedad argentina, que mayoritariamente está a favor de otorgar a las parejas del mismo sexo el reconocimiento legal, que articula aquello que ya se asumió y que instrumenta lo que es fundamental para la dignidad humana: el derecho. Los mismos derechos para todas las personas.

Ninguna institución religiosa puede presuponer sin una notable ligereza de su parte, que tal consenso proviene de "una moda" o un "desorden moral". O peor aún, argumentar que la legislación civil o la opinión mayoritaria no tienen validez.

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