sábado, 9 de octubre de 2010

"Reforma protestante y espiritualidad liberadora"

Por Héctor Fernández (*)

“El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe“. Habacuc 2. 4
Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. Lucas 17. 5

A la situación social, política, económica, del país, el reclamo que el planeta nos hace por nuestra actitud violenta contra él, se agregan las dolorosas situaciones que nos presentan una gran mayoría de sectores de la Iglesia, nos encontramos viviendo tiempos, días difíciles, lo que nos provoca, nos motiva a pronunciar palabras como las de los apóstoles: Señor auméntanos la fe.

Nos acercamos a las celebraciones de la Reforma de la Iglesia, aquel evento revolucionario, que conmovió los cimientos del Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana en el siglo 16, y que en la actualidad en muchos casos se ha olvidado en la práctica.

Dietrich Bonhoeffer en el tiempo que le toco vivir, que no fue nada fácil, tiempos del nazismo, dijo:

“Dios es impotente y débil en el mundo y sólo así está con nosotros y nos ayuda. Mt 8,17 nos indica claramente que Cristo nos ayuda, no por su omnipotencia, sino por su debilidad y sus sufrimientos."

"He aquí la diferencia decisiva con todas las demás religiones. La religiosidad del ser humano le remite en su miseria al poder de Dios en el mundo: Dios es el deus ex machina. (1) La Biblia le remite al sufrimiento y a la debilidad de Dios. Sólo el Dios sufriente puede ayudar. En este sentido, se puede decir que la evolución del mundo hacia la edad adulta, haciendo tabla rasa de una falsa imagen de Dios, libera la mirada del ser humano para dirigirla hacia el Dios de la Biblia, que adquiere su poder y su lugar en el mundo por su impotencia."

Bonhoeffer, en esta cita nos ayuda a recuperar el imaginario original acerca de Dios, un Emanuel, Dios con nosotros, un Dios que no solamente se identifica con su pueblo, sino que es pueblo. Un Dios que no actúa a capricho, sino atento a las necesidades del pueblo.

El Dios de la Biblia no es el que han construido algunos “teólogos y pastores” que alimentan los grupos de poder eclesiales, todos ellos se lucran extendiendo la idea de un dios mago, un dios tan poderoso que ya no se identifica con su creación, que no se relaciona con su creación, sino solamente desarrolla acciones como juez, como mago y, en todo caso comerciante.

La Reforma de siglo 16 hizo enormes sacrificios para rescatar al Dios de la Biblia de los palacios donde lo habían enclaustrado. Lamentablemente hoy suceden situaciones preocupantes en sectores eclesiales que aun siendo conocedores teóricos del proceso que implico la Reforma de la Iglesia, autodenominados evangélicos, ignoran o prefieren ignorar, su origen Protestante, su origen evangélico, en todo caso dicen ser evangélicos en palabras pero no en sus prácticas.

Pese a la parte negativa de realidades eclesiales, gracias a Dios, en nuestro tiempo, hay sectores eclesiales que aun son resonancia de aquel movimiento de Iglesia Reformada siempre dispuesta a reformarse. Eso es un factor importante de esperanza.

La Iglesia, recordemos, es una sola, a pesar de divisiones de sus estructuras eclesiales, la Iglesia de Cristo es una, y estando dentro o fuera de las estructuras por medio de las cuales se visibiliza parte de la Iglesia, lo que nos marca, nos sella, es vivir la vida en coherencia con Jesús. No son las filiaciones, no son las actas de membrecía, no son las doctrinas confesionales, ni ser parte de las formas organizacionales las que nos hacen ser señales visibles del reino.

Lo que nos ayuda a desarrollar vidas cristianas es nuestro actuar coherente con el evangelio en el que deberíamos de hacer norma cotidiana Amar a Dios y amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos, esto es fruto de la Fe.

Para irnos preparando a vivir una vida cada vez mas coherentemente con un cristianismo, que vaya superando sus limitaciones orgánicas, estructurales que no responden a las demandas de los nuevos tiempos, quisiera invitarles a recordar las siguientes palabras de Mohandas Karamchand Gandhi (Porbandar, India, 1869 – 1948) palabras que son un aporte importante en el entretejido de una espiritualidad cristiana más coherente con nuestras realidades locales, regionales y mundial:

"Humildemente me esforzaré en amar, en decir la verdad, en ser honesto y puro, en no poseer nada que no me sea necesario, en ganarme el sueldo con el trabajo, en estar atento siempre a lo que como y bebo, en no tener nunca miedo, en respetar las creencias de los demás, en buscar siempre lo mejor para todos, en ser un hermano para todos mis hermanos." "No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias."

En estas tierras salvadoreñas y muy probablemente en otros pueblos hermanos, estamos hambrientos/as, y con sed de Dios, de ese Dios Emanuel, el Dios con nosotros/as, que nos abre sus brazos con amor, ese que nos muestra en Cristo el camino de la gracia, del amor, la solidaridad, el Dios que se hace pan y vino, el Dios que es pueblo y como tal construye cotidianamente signos, señales y evidencias claras de reino en medio de nuestras preocupaciones y dificultades.

Concluimos esta reflexión recordando una frase del reformador Martín Lutero: “Todo cuanto se hace en el mundo se hace por una esperanza”

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(1) Esta nota no es del texto original: expresión latina que significa “dios surgido de la máquina”, referencia a cuando una maquinaria (machina) literal o en sentido figurado “introduce” una deidad (deus) proveniente de fuera del escenario para resolver una situación.

(*) El Rev. Héctor Fernández es coordinador del Instituto Ecuménico Diaconal Esteban. San Salvador, El Salvador, Centro América.

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7 de Octubre de 2010

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