martes, 6 de julio de 2010

La Iglesia presiona a los Senadores

Tiempo Argentino: Sigue la embestida de la Iglesia en el Senado

La presión de la iglesia contra los senadores que anuncian su voto a favor del matrimonio igualitario crece día a día, mientas las reuniones que organiza la senadora Negre de Alonso en las provincias revelan niveles de intolerancia pocas veces vistos en el debate de una ley. Algunos obispos advierten a los senadores que la iglesia hará campaña contra quienes voten a favor del matrimonio gay.

Por Bruno Bimbi

El senador José Cano (Tucumán), quien había asegurado a las organizaciones de base de la FALGBT de su provincia que votaría a favor de la ley, pidió que no se hiciera público su compromiso porque “la presión que estoy recibiendo es muy fuerte”.

Luego, dijo a la prensa que votaría en contra. Fue días después de que el diario local La Gaceta publicara una solicitada, firmada por la “Red de Padres”, que les reclamaba a Cano y Mansilla que votaran contra la ley y disparaba contra la senadora Beatriz Rojkes, esposa del gobernador Alperovich: “Cambie su voto, no desconozca los principios religiosos que profesa, sepa conservar el título de primera dama de los tucumanos”. El título de la solicitada era sugestivo: “¿A cambio de qué?”. La senadora ratificó, pese a todo, que votará a favor, pero quienes la conocen dicen que se siente muy sola. Mansilla dijo a los medios que votará en contra porque “en la caverna donde yo nací me enseñaron cosas diferentes”.

La presión a los legisladores es un secreto a voces del que todos hablan pero pocos se animan a denunciar. Durante el debate en la cámara baja, el diputado Basteiro advirtió en su discurso lo que estaba pasando: “Me preocupa haber escuchado hoy en más de una oportunidad en los pasillos de este congreso distintos comentarios sobre la situación que vivían algunos legisladores que recibían llamados de representantes de la Iglesia para plantearles de qué manera deberían votar”, denunció. Ahora, en el Senado, muchos confirman por lo bajo que está sucediendo lo mismo.

“Los obispos les advierten a los senadores que, si votan a favor de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, les harán campaña en contra desde el púlpito de cada iglesia antes de las próximas elecciones”, denuncia Esteban Paulón, secretario general de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans. El activista gay, que vive en Rosario, advierte que la presión de la jerarquía de la iglesia contra los senadores está obstaculizando el debate democrático de la ley. Paulón aseguró a este diario que, tras recibir llamados de los obispos, algunos senadores cambiaron su voto, aunque los últimos conteos confirman que la mayoría del cuerpo se inclinará a favor del proyecto aprobado por la Cámara de Diputados.

“A mí no me van a presionar porque yo no pertenezco a la iglesia católica”, asegura la senadora Norma Morandini en diálogo con este diario.

—En algunos medios se publicó que usted había denunciado presiones. ¿Cómo fue?

—En realidad, fue algo que conté en una entrevista, que terminó magnificándose, pero yo no le doy mayor importancia, ya que me refería a una carta entre cientos que recibí, a favor y en contra, todas muy respetuosas. La firmaba un pastor y decía que yo me iba a ir al infierno. A mí me daba risa, yo sé que no me voy a ir al infierno.

—¿Respondió a la carta?

—Sí, yo me tomé el trabajo de responder todos los mails que recibí. Le contesté que a lo largo de la carta hay veladamente una extorsión y le expliqué por qué yo creo en los derechos humanos. Además, le dije que quienes me votaron saben de mi militancia humanitaria. Me contestó con una carta muy respetuosa. Ese diálogo es riquísimo, es una lástima no poder publicarlo.

—¿Hay presiones de la iglesia a los senadores?

—Por supuesto que la iglesia está presionando fuerte, pero eso debería ser anecdótico. La responsabilidad de un legislador es su conciencia y su compromiso con la democracia. Yo les respondo a quienes me escriben que se pregunten cuál es la idoneidad de un senador. Debemos votar sin tener en cuenta las presiones, o nos pasa lo que pasó con las leyes de Blumberg. Además, hoy las presiones son a la luz del día, pero, ¿qué pasa cuando son económicas o de otro tipo? Este tipo de debates ponen a prueba la calidad democrática.

—¿Habló sobre el tema con otros senadores?

—Sí. Un senador me decía que no podía votar por esta ley porque su electorado es católico, y yo le respondí que nosotros debemos hacer educación democrática. Tenemos que ser firmes y poder contrariar.

Por su parte, la senadora Roxana Latorre (Santa Fe), asegura que no se siente presionada, aunque reconoce que recibió llamados de la iglesia. “Todos los senadores los recibimos. Nos piden que no votemos la ley de matrimonio, sino la unión civil. En mi caso, el pedido fue respetuoso. Yo voy a votar a favor del matrimonio, tal como salió de la Cámara de Diputados”, confirmó a Tiempo Argentino.

Más allá de los llamados, mails o solicitadas, los senadores debieron enfrentar en las últimas semanas las reuniones convocadas en las provincias por titular de la Comisión de Legislación General, Liliana Negre de Alonso. Pese a que senadora puntana, activa militante del Opus Dei, había prometido que serían audiencias “públicas”, quienes quieren expresarse a favor de la ley encuentran un sinnúmero de obstáculos y las reuniones muchas veces son “rodeadas” por manifestaciones contra la ley, organizadas por líderes religiosos e integradas mayoritariamente por niños en edad escolar que son llevados por las escuelas confesionales. “Nuestros compañeros se anotan para hablar y después no figuran en la lista de oradores, o directamente no nos dejan entrar, diciendo que la sala está llena, mientras por otra puerta entra la gente de la UCA y de las iglesias evangélicas extremistas”, denuncia la presidenta de la FALGBT, María Rachid. Los argumentos contra la ley que se esgrimen en esas reuniones son muy diferentes de los que salen en los medios nacionales: dicen que los gays son “una porquería”, “lacras” que hay que “limpiar” y que irán todos al infierno, entre otras cosas (ver aparte). “Mi mayor sueño es irme a vivir a otra ciudad, quizás a Rosario o a Córdoba Capital. Acá no podés ser gay, tenés que vivir escondido abajo de una baldosa”, asegura un activista salteño que participó de la audiencia en su provincia.

El jueves pasado, la senadora jujeña Liliana Fellner tuvo que soportar los insultos de un grupo de manifestantes que participaron de la reunión realizada en su provincia por la comisión. “Nos dio mucha pena ver cómo la insultaban. Ella se acercó y nos dijo que estaba absolutamente convencida de su apoyo a la ley y le dimos un abrazo”, cuenta Analía Mas, abogada de la FALGBT.

“A mí me parece interesante preguntarnos qué es lo que perturba”, se pregunta Morandini, y afirma que defenderá en el Senado la ley de matrimonio igualitario –de la que fue cofirmante cuando era diputada– porque “una sociedad que tiene personas humilladas es una fuente de violencia”.

Los argumentos contra la ley en las provincias

San Luis: “Esta ley la gestó el puerto, es una ley porteña. La Cámara de Diputados nos dio la espalda al país del interior. El puerto gestó esta ley porque quieren ser la capital gay del mundo y quieren atropellarnos a las provincias. Nos quieren atropellar en nuestras familias heterosexuales. Pretenden avasallarnos e ignorarnos como provincias fundadoras de esta Argentina, porque, para Buenos Aires, el interior no existe. ¡Llamemos a nuestras familias, a nuestros amigos, y salgamos a la calle para que se nos respete!”, dijo la senadora Liliana Negre de Alonso, a los gritos, rodeada por obispos y sacerdotes en un acto callejero en San Luis, y agregó que la ley promoverá “el comercio ilegal de semen”.

Corrientes: los expositores en contra de la ley dijeron en la audiencia convocada por Negre de Alonso, entre otras cosas, que los gays y las lesbianas son “porquerías”, “suicidas” y “una lacra” que hay que “limpiar”. El ingeniero Amilcar Paladini afirmó, entre otras cosas: “lo digo de frente para que quede registrado ante el Congreso Nacional, que el 80% del Poder Judicial de la Capital Federal son homosexuales. Hemos tenido la oportunidad de desbancar a un juez por haberse mostrado frente a otro degenerado en el famoso boliche Espartacus, cuando disfrazado de verdugo se hacía servir sexualmente y eso lo conoció la ciudadanía argentina, y ustedes los diputados lo aceptaron y lo convalidaron. Los representantes del máximo tribunal de la Nación tienen relaciones sexuales, y ustedes los senadores lo permiten. Y no lo sancionan”.

Tucumán: "Nuestro derecho positivo es discriminador, por supuesto que sí. En nuestro país, mi hija de 13 años no se puede casar con un hombre de 40 años, mi hermana no puede casarse conmigo y las personas del mismo sexo tampoco se pueden casar. Esto hace a la esencia de la cultura de la República Argentina”, dijo el diputado Ricardo Bussi en la audiencia realizada en Tucumán. También en esa provincia, la profesora Eugenia Lobo dijo que, si se acepta que el matrimonio pueda ser entre dos varones o dos mujeres, luego deberá aceptarse "la poligamia, diversas formas de endogamia, incesto, ayuntamientos ‘homoanimales’, necrofilia, etc.”, y agregó: “les pedimos a los señores senadores que pongan freno a tan frondosa creatividad”. Por su parte, la doctora María Teresa Mockevich afirmó: “Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, la naturaleza no perdona. El homosexual rechaza su propio origen, pues es un varón y una mujer los que le han dado la vida; y rompe la cadena con el futuro al cercenarse voluntariamente toda posibilidad de procrear al modo humano, por lo tanto, rompe con la generación anterior e impide la llegada de la posterior”.

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Publicado por Tiempo Argentino Edición Impresa, el 5 de Julio de 2010
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