lunes, 26 de abril de 2010

“Orar y hacer justicia”

Dietrich Bonhoeffer

En su libro "El precio de la gracia"

“Pero la oración es exactamente en el mismo grado una escuela de fe. ¿Qué es lo que une la esperanza con la oración? Es la vigilia. En las tentaciones de Getsemaní, Jesús sólo pregunta esto a sus discípulos adormecidos: “así que no habéis podido manteneros despiertos conmigo una hora? Vigilad y orad, que no caigáis en la tentación”.La oración siempre se relaciona con el despertar al mundo de Dios y con el despertar de los sentidos. En la oración oímos y hablamos, en la vigilia abrimos los ojos y todos nuestros sentidos, atentos a la llegada de Dios a nuestra vida y al mundo. Orar con Cristo pertenece a la espiritualidad de los sentidos alertas por lo que “vemos” a Cristo en los pobres, los enfermos, y los presos. Esa vigilia es el entorno adecuado para el aprendizaje de la esperanza.”

Horizontes de Esperanza: una crítica a la Spe salvi. Jürgen Moltmann. En el quincenal norteamericano The Christian Century, 18-5-2008.

Por Héctor Fernández
Coordinación Instituto Ecuménico Diaconal Esteban

Saludamos en nombre del Cristo resucitado a las personas que han considerado importante dedicar tres días a oraciones, ayunos, caravanas, concentraciones en plazas publicas, preocupados, según parece, por la grave situación de violencia que afecta a la sociedad salvadoreña por décadas, y que causa cada día mas derramamiento de sangre, luto, perdida, dolor, muerte. Realmente la situación actual de violencia es más que preocupante, escandalosamente interpeladora de las estructuras del sistema actual.

Es bueno orar y recordemos, que: es mejor orar y actuar, que solamente orar. El cristiano y la cristiana siempre estamos invitados/as a conversar con Dios y también escucharlo en el silencio, hay que orar y siempre hay que actuar, no hay que orar solamente cuando las cosas parecen incontrolables.

Muchos cristianos y cristianos hemos orado y actuado durante años, tiempos difíciles que ha enfrentado la Patria y seguramente Dios escucho los lamentos y vio y acompaño las acciones de su pueblo, y continuaremos orando y actuando, seguros de que Dios continuara actuando junto y en nosotros/as.

Dios, recordemos, actúa en la historia, mediante su cuerpo, ese cuerpo, recordemos es su Iglesia, la cual trasciende las denominaciones creadas por seres humanos.

Hoy las expresiones eclesiales de este país deberíamos recordar que hay, lamentablemente, demasiados tipos, formas de violencia, algunas de ellas se generan en casa, otras las aprendemos en la escuela y porque no decirlo, también en algunas estructuras eclesiales se practican, se aprenden y reproducen diversos tipos de violencia. Por ejemplo la marginación, exclusión de las mujeres en el pastorado, u otras instancias de decisión eclesiales, son agresión, un tipo de violencia que cotidianamente sufren muchas mujeres, violencia que no por darse en estructuras eclesiales es santa, por el contrario son mala noticia, no son Buena Nueva, no son evangélicas, pues se contradice con lo que Jesús y las primeras comunidades cristianas practicaron. Hay que aceptar, por mucho que duela, que las estructuras eclesiales en El Salvador, son en términos generales patriarcales y profundamente machistas, eso es violencia, eso es injusticia. Y toda violencia engendra, produce violencia.

Con mucha razón, Martin Luther King dijo: Guardarme de la violencia, ya se exprese mediante la lengua, el puño o el corazón.

La estructura económica social de este país ha sido históricamente violenta y continua siendo violenta.

No hay que olvidar que el orden socio económico del país es violento y tenemos años, de medio vivir en medio y de la violencia, de hecho una de las violencias más cruenta que esta presente en nuestro imaginario es la violencia de la Conquista y posteriores procesos de Castellanización y Colonización. Pero, no deja de inquietar, que tal pareciera que este año, precisamente cuando hay un poder ejecutivo que no ha llegado al poder mediante un partido de derecha, la violencia, adquiere niveles mas acentuados.

¿Quiénes están atrás, ocultos y siendo los únicos que ganan con la violencia anárquica? ¿Quién o quienes manejan los hilos violentos del crimen organizado? ¿Por qué se habla de las pandillas y los pandilleros y no se escucha nada o muy poco del crimen organizado? ¿Qué provoca que el pobre mate al pobre? ¿Quiénes se benefician de la muerte y el sufrimiento y la división de los económicamente pobres?

Un sector de la población que no hay que olvidar, ya que son victimas directas de violenta marginación y exclusión, son las y los jóvenes en El Salvador, ese sector poblacional que es el ya, y el futuro del país, esa realidad tan amplia y preciosa, a la vez tan marginada, excluida, un sector que sufre, pero que tiene una alta dosis de capacidad de pensamiento y evidentemente de acción.

Que bueno orar, es loable y practica importante de un cristiano o cristiana. Algo que nos enseño Jesús. Pero, un cristiano o cristiana que intente ser discípulo/a de Jesús siempre debería estar dispuesto/a a orar y también dispuesto/a a cuestionarse y preguntarse: ¿Cómo se actúa ante el sistema social injusto? ¿Se recrea o reproduce en las prácticas eclesiales? y ¿los jóvenes que ven eso en sus comunidades que están aprendiendo?

Hoy en la juventud salvadoreña, hay muchos y muchas que experimentan desencanto con respecto a algunas expresiones eclesiales en el país. O desencanto por lo que ven en algunos personajes que dirigen conglomerados humanos religiosos, y que no viven al estilo de Jesús de Nazaret. Algunos hasta con guarda espaldas, en tanto la población esta totalmente expuesta y vulnerable.

Esta situación debería ser una preocupación para las expresiones eclesiales, sus líderes y claro también sus miembros “adultos”, somos las personas convocadas por Dios a revisar que tipo de cristianismo se pregona y sobretodo que tipo de cristianismo se practica, pues no deberíamos olvidar que la mejor predicación es el ejemplo.

¿Será posible que una parte de la “juventud Cristiana” asiste, pero no participa, pues el discurso en los templos ya no les dice nada ante la realidad en que viven; o porque solo se les invita a un cambio espontáneo con poco o ningún compromiso evangélico que vaya mas allá del moralismo y con poca ética evangélica; o porque se intenta mantener “verdades evangélicas” que es imposible sostener a estas alturas de la historia? Por ello es interesante lo que dijo Martín Luther King: El brazo del universo moral es largo, pero se dobla hacia la justicia.

Un cristianismo vació, escapista, con doble moral, es un enorme riesgo y no contribuye positivamente en la transformación de una sociedad a la manera en que Dios quisiera que viviéramos.

Me pregunto: ¿Dónde esta la palabra coherente con el Evangelio y la oración, acción de la Iglesia de Cristo ante los salarios injustos? ¿Ante las injustas condiciones de trabajo de miles de mujeres salvadoreñas? ¿Ante la migración forzada?

¿Cuándo será el momento en que algunas de las expresiones eclesiales van a lograr superar sus acciones paternalistas, asistencialistas, clientelistas, empresariales, mercantilistas, por acciones diaconales realmente trasformadoras y liberadoras, coherentes con el reino de Dios y su justicia?

¿Cuándo, en algunas estructuras eclesiales, la ética del reino, prevalecerá sobre la doble moral?

Decía Mons. Romero: El cristianismo no es un conjunto de verdades que hay que creer, de leyes que hay que cumplir, de prohibiciones. Así resulta muy repugnante. El cristianismo es una persona que me amó tanto que reclama mi amor. El cristianismo es Cristo (Homilía 6 de noviembre de 1977, I-II p. 312)

Y algo más:

Un Evangelio que no tiene en cuenta los derechos de los hombres, un cristianismo que no construye la historia de la tierra, no es la auténtica doctrina de Cristo, sino simplemente instrumento del poder. (Homilía 27 de noviembre de 1977, III p. 6)

A mi manera de entender, la situación actual, que nos golpea de una u otra forma a todos los salvadoreños, hunde sus raíces en una enfermedad histórica y con profundas raíces en nuestra sociedad: la enfermedad de la Injusticia.

A lo anterior se agrega la poco o nula espiritualidad de reino que deberían producir y reproducir las instancias eclesiales. Tal pareciera que el anti reino a penetrado y ensombrece algunas estructuras eclesiales, y esas estructuras eclesiales, en lugar de que sean luz en medio de las tinieblas, parecen compartir las tinieblas o ser parte de ellas cuando quieren dejar todo “al cielo” olvidando que para algo estamos en la tierra.

Cuando se escuchan discursos diciendo que nuestra única misión y tarea como cristianos es “ganar almas para Cristo” olvidamos que deberíamos orar y hacer Justicia, para que Cristo mediante su cuerpo en la historia, la Iglesia, redima, salve, libere a su pueblo de las cadenas de la Injusticia

¿Cómo se pretende transformar la sociedad cuando algunas de las estructuras eclesiales no logran ni siquiera la transformación de sus lideres y de las relaciones interpersonales y laborales al interior de sus estructuras eclesiales?

¿Será que los lideres de las iglesias, dentro y fuera de ellas, son ejemplos coherentes (Coherencia entre palabra y Acción) de discipulado cristiano a la manera de Jesús y tal como lo reflexiono y lo sistematizo Dietrich Bonhoeffer en su libro El Discipulado?

Que bien orar, o rezar, pero uno no debería dejar de preguntarse: ¿Cuanto se hace por cambiar las acciones de injusticia desde los estudios bíblicos, las escuelas dominicales, la predicación, el culto, los campamentos juveniles, las reuniones de las asociaciones de damas de las iglesias.

La Iglesia de Cristo evidentemente debe orar y promover la oración, pero debe también, creo yo, actuar desde y para Justicia.

Acción de transformación, que provoque que las relaciones injustas en las congregaciones de fe no se den, al mismo tiempo que se trabaja en eso, con ayuda del Espíritu Santo, entonces si, será posible afectar positivamente a otras personas mas allá de la comunidad de fe y así, como reacción en cadena, se vaya contribuyendo en el cambio necesario de las estructuras injustas, para que estas sean redimidas, liberadas, transformadas y se vuelvan más coherentes con la voluntad de Dios.

Para contribuir en ese cambio que comienza en la vida personal y que se irradia hasta lo publico, lo social.

Algunas expresiones eclesiales cuentan desde hace años, desde que surgieron, con planes educativos, el kerigma o predicación, y algunas con bastantes recursos económicos y materiales, algunas hasta cuentan con medios de comunicación masivos, algunas hasta con canales de televisión, son evidentes los niveles de manejo de poder económico y mediático, se evidencian en los estilos de sus templos, así como en los estilos de vida de algunos pastores, pero todos esos recursos y estilos de vida, sino están al servicio de un Evangelio encarnado, sino están al servicio del reino de Dios y su Justicia solamente sirven para seguir reproduciendo, conciente o inconcientemente, los esquemas estructurales de violencia.

No hay que olvidar que la palabra profética, es en primera instancia para quienes decimos conocer el Evangelio y que esa palabra, ese elemento profético es Denuncia de lo que atenta o destruye la Justicia y Anuncio de las Buenas Nuevas que promueven la Justicia. La palabra profética debe transformar las vidas de los que aún diciéndose cristianos viven como sino lo fuesen pues actúan con doble moral y poca o ninguna Ética Cristiana, Ética de Reino.

Solamente redimidos por Cristo y su Ética de Reino, la palabra, la oración y la acción del cristiano y la cristiana contara con el poder del Espíritu de Justicia y Libertad.

Dietrich Bonhoeffer. En su libro Resistencia y sumisión dice:

“Hacerse y atreverse no ya a cualquier cosa, sino a lo que es justo; no planear en lo posible, sino emprender con valor lo real. No en los pensamientos que huyen, sino solo en la acción esta la libertad. Romper el circulo de tus dudas ansiosas para enfrentar la tempestad de los acontecimientos; guiado solo por la ley de Dios y por la fe, la libertad acogerá tu espíritu en el jubilo.”

No solo hay que orar cuando estamos enfrentando o experimentando o siendo victimas de grandes dificultades, solo cuando las cosas se ponen difíciles.

Todos y todas estamos invitados/as en todo momento y lugar a conversar con Dios nuestro creador y redentor, oraciones acompañadas de acciones de liberación del pecado estructural, económico, social, que provoca tanto pecado de Injusticia en la sociedad salvadoreña, Dios siempre nos invita a Orar y Actuar. La oración debería ser un dialogo permanente con el Dios que no quiere que sus hijos e hijas sufran bajo sistemas socio económicos injustos.

Seguramente Dios ya escucha el clamor de su pueblo salvadoreño y seguramente ya esta respondiendo a algunos de sus lamentos.

En la medida que los cristianos y cristianas salvadoreños desarrollemos vidas coherentes con lo que decimos, coherentes con el Evangelio del Cristo liberador, el pueblo salvadoreño va ir conduciendo sus pasos por los caminos de la liberación definitiva. Parafraseando al teólogo protestante J. Moltmann: no hay que olvidar, la esperanza de la promesa envolvente de Dios: Mirad, “vengo a renovar todas las cosas.” Horizontes de Esperanza: una crítica a la Spe salvi. Por Jürgen Moltmann. En el quincenal norteamericano The Christian Century, 18-5-2008.

“El pedir implica humildad y conciencia de necesidad, buscar es pedir más actuar, incluye la petición ferviente, pero eso solo no basta. Llamar es pedir, más actuar, mas perseverar.” William Hendriksen.

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