martes, 20 de abril de 2010

Evangélicos

Por Norberto D’Amico

El debate sobre el derecho al matrimonio de personas del mismo sexo está generando un panorama delirante en algunos sectores cristianos.

El más llamativo de los estilos, quizás, es el de la Federación ACIERA, entidad que agrupa a algunas iglesias evangélicas, aliancistas, hermanos libres, unión evangélica, algunos grupos pentecostales y bautistas. Todos con una visión bastante conservadora. Se identifican como evangélicos.

Entre sus declaraciones, dedicadas al tratamiento del Matrimonio en el Congreso de la Nación y en vista del interés que el tema les despierta, ACIERA informa que ha dedicado una jornada convocando a pastores, líderes y especialistas en la materia.

Uno esperaría biblistas, trabajadoras sociales, teólogos y predicadores fatigando, para el caso, argumentos del siglo XVIII, pero dejando algún resquicio para el diálogo o la prudencia. En lugar de esto, no han dudado en sumergirse en las oscuras exposiciones sobre el "amenazante avance del movimiento de derechos homosexuales" a cargo de dos activistas antigay, una de ellas muy ligada a Exodus Internacional, una organización cuya praxis consiste en diseñar agresivas estrategias contra la diversidad sexual y cuestionadísimos métodos de "curación" de la homosexualidad.

En esta alianza non sancta desarrollaron su plan: Manifestarse contra la modificación de la ley, convocando a la cristiandad ante la temible amenaza. ¿Su consigna? Defender el matrimonio "tal como Él lo creó", "hacer escuchar la voz de Dios" y manifestar "la presencia de la Iglesia", pasando por la horrorizada perplejidad ante el peligro que, de ahora en más, correrán los niños en manos de parejas de homosexuales que accederían, junto con el matrimonio civil, a la adopción.

Si alguna vez hemos intentado hallar buena fe en medio de semejantes atribuciones, ACIERA nos arranca las anteojeras con la eficacia de una bofetada: Mienten a sabiendas apelando únicamente al prejuicio.

En primer lugar, las parejas del mismo sexo existen y perduran, con o sin libreta de casamiento. No se comprende por qué la segregación y la discriminación, que consiste en negar los mismos derechos civiles, son opciones “contra el pecado”. Con ese criterio, tendrían que emprender una cruzada contra los matrimonios de quienes consideren en falta, más allá del género de los contrayentes o revisar los lechos maritales, como hacían los antiguos consistorios calvinistas.

El segundo tema es el de la adopción: En Argentina la ley no impide a las personas GLTTB, adoptar y no interesa cual es sea su estado civil, de modo que el matrimonio de personas del mismo sexo no habilita una posibilidad que ya existe, solamente dispone que los hijos o hijas de familias homoparentales puedan contar con los mismos derechos que los demás.

La Diputada Cinthya Hotton, representante evangélica en el Congreso se preocupa por que a los niños les resultará difícil explicar “que tienen dos mamás”. A los niños evangélicos también les resulta difícil explicar ciertas características de su crianza y prácticas, sin embargo se halla la manera para que tengan los mismos derechos.

Para aquellas personas del colectivo GLTTB que crecieron con esta influencias en su entorno familiar, la infancia ha resultado una experiencia de tortura y aislamiento, una terrible sensación de soledad y culpa, cuando no, violencia manifiesta en forma de amenazas y golpizas. Muchas han sufrido las consecuencias de las llamadas "terapias de conversión" durante su adolescencia, otras han vivido una doble vida, causando, a la vez, sufrimientos enormes. La marginalidad, las conductas auto destructivas y el suicidio se constituyeron en alternativas para muchas personas de la Diversidad Sexual de origen evangélico.

Otras, las menos, han podido sobreponerse y encontrar en sus verdaderos sentimientos y elecciones, en la alegría de una vida auténtica, el amor de Dios.

Causa una gran pena verificar que el camino elegido por ACIERA no sea el de la verdad.

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