Critica Digital del 26 de Julio de 2009
No lo aceptan. Bryce tiene 23 años. Había decidido salir del armario, pero sus padres le revisaron los e-mails, se enteraron antes y lo mandaron a Exodus.
Piden por un joven norteamericano encerrado por su familia en un centro religioso que dice "curar" la homosexualidad.
Bruno Bimbi.
¿Dónde estás, Bryce?”, se titula el video con su rostro y su historia que su pareja y amigos subieron a YouTube. También crearon una página web e hicieron un llamado a la solidaridad a través de internet. Mientras esta nota termina de editarse, hace 40 días, 17 horas y un minuto que Bryce Faulkner está desaparecido.
Bryce tiene 23 años y vivía con su familia en El Dorado, Arkansas, en el sur de los Estados Unidos. A mediados del mes pasado, sus padres le revisaron el correo electrónico y se enteraron de que era gay y estaba de novio con Travis Swanson, un chico al que había conocido cuando viajó a la boda de un amigo en La Florida. Luego de aquel encuentro habían iniciado una relación y planeaban reunirse en Wisconsin. Travis vive en ese estado y Bryce había decidido salir del armario con su familia y matricularse en la facultad de medicina más cercana al pueblo de su novio. Pero sus padres se enteraron antes revisando sus e-mails y lo tomaron por sorpresa.
Según denuncia Travis, Bryce fue golpeado y amenazado con ser dejado en la calle si no aceptaba ser llevado a un centro religioso comandado por un grupo de fanáticos que dicen que “curan” la homosexualidad. Como muchos jóvenes de su edad en los pequeños pueblos del sur de los Estados Unidos, Bryce dependía económicamente por completo de sus padres, que le quitaron el auto, el celular y todo el dinero con el que contaba. “No tenía posibilidades de llamar por teléfono o de pagar un pasaje de micro para irse del pueblo”, relata su pareja en comunicación con Crítica de la Argentina. Todo parece indicar que Bryce estaría recluido en un centro del grupo Exodus en Pensacola, La Florida.
LA SECTA ANTIGAY. “Exodus sostiene que la heterosexualidad es el diseño creativo para la humanidad y no considera otros puntos de vista fuera de la voluntad de Dios. Las tendencias homosexuales son una de las muchas disfunciones a que está sometida la humanidad caída y Cristo ofrece una alternativa sanadora”, dice en su página web la filial latinoamericana de la secta.
Exodus tiene grupos asociados en distintos lugares del mundo, entre ellos la Argentina, desde los que promueve la “reversión” de la homosexualidad a través de una “terapia” basada en la lectura de la Biblia, y les enseñan a las personas a sentir que hay algo malo y pecaminoso en sus vidas: “Reconocer que uno tiene una orientación homosexual es como ver una luz roja en el tablero del coche; significa que hay algo que está mal”, explican. El “camino” para abandonar la homosexualidad, según Exodus, comienza “dejando el comportamiento pecaminoso”, luego hay que “aprender lo que dice la Biblia” y, posteriormente, “dar la batalla en el mundo de los pensamientos”. “Es importante identificar las mentiras que Satanás está reproduciendo, como si fueran cintas de audio en la cabeza de uno, ¡y detener el reproductor!”, aconsejan. El método incluye convencerse a uno mismo de que “se siente pésimamente”, lo que se conseguiría “dejando de satisfacer nuestras necesidades” para poder experimentar “el dolor emocional que nuestras fortalezas habían estado tapando”. Al comenzar a sentirse “muy pero muy mal” se abre la posibilidad del “encuentro con Dios”. Una especie de masoquismo terapéutico.
Pero los “ex gays” de Exodus acaban por lo general siendo ex ex gays. “Me disculpo con quienes creyeron mi mensaje, que pretendía que el cambio era necesario para agradar a Dios. Me disculpo por presentar el amor de Dios como condicional y por las verdades truncadas que expuse como representante de Exodus. He escuchado numerosas historias de abuso y suicidio de hombres y mujeres que no pudieron cambiar su orientación sexual a pesar de lo que Exodus u otros ministerios les dijeron. Una participante que conocí cayó en una profunda depresión y prefirió saltar de un puente. En ese momento, me dijeron que no era mi culpa, pero mi corazón no lo creyó”, declaró en público una ex líder de la secta, Darlene Bogle. En un video que puede verse en internet, varios ex líderes de Exodus piden disculpas en una conferencia de prensa por el daño psíquico que les causaron a muchas personas a las que sometieron a las “terapias de reversión de la homosexualidad”.
ORACIONES POR BOBBY. Las enseñanzas de varios grupos con un discurso similar al de Exodus, que logran convencer a muchas familias con hijos gays o hijas lesbianas de que la homosexualidad es pecado y de que deben obligar a sus hijos a cambiar, han conseguido que muchos adolescentes se suiciden al no poder soportar el rechazo y la presión de sus padres. Fue lo que sucedió con Bobby Griffith, un muchacho que había sido criado en una familia ultrarreligiosa y que, al llegar a la adolescencia, supo que le gustaban los varones. Su familia participaba de la Iglesia presbiteriana de Walnut Creek, California, y su madre daba clases en una escuela religiosa dominical. Cuando supo que Bobby era gay, comenzó a presionarlo con la convicción de que podía obligarlo a cambiar. Lo llevó a una “psiquiatra” de la Iglesia, lo metió en un grupo de oración y le llenó la habitación de carteles con versículos de la Biblia. Bobby primero luchó contra sus sentimientos para recuperar el amor de su familia y luego con su familia para convencerla de que estaba bien siendo como era. Finalmente, no aguantó más y, el 27 de agosto de 1983, se arrojó desde un puente a una carretera de Oregon. Al leer el diario de su hijo, Mary Griffith entendió lo que el muchacho había vivido y comenzó a informarse sobre la homosexualidad. Hoy es una destacada activista de P-FLAG (Padres, Familiares y Amigos de Lesbianas y Gays), participa de las Marchas del Orgullo y hasta brindó testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos. La historia de su hijo fue llevada al cine en la premiada película Oraciones por Bobby.
“He oído a mi familia muchas veces hablando de las personas gays. Han dicho que odian a los gays y que también Dios los odia. Los gays son malos y Dios manda al infierno a quienes son malos. Realmente me aterra cuando hablan así porque ahora también están hablando de mí”, escribió Bobby a los 16 años en su diario. Cuando se suicidó, acababa de cumplir 20.
LLAMADO DESESPERADO. Los amigos y la pareja de Bryce están haciendo todo lo posible para encontrarlo y rescatarlo de Exodus. Sospechan que el muchacho fue trasladado a Pensacola, donde sería sometido a un “tratamiento” de 14 meses, realizado en condiciones de encierro. A través de mensajes con su foto desparramados por la web, piden ayuda para localizarlo.
Travis Swanson relató a este diario que la última vez que Bryce pudo comunicarse con él fue el pasado 15 de junio, alrededor de las 4.30. “Deberías haber oído las cosas horribles que se dijeron sobre mí y sobre vos. Me obligan a leer en voz alta todos los pasajes de la Biblia”, le dijo llorando, y finalmente agregó: “Prometeme que vas a ser fuerte por mí y por nosotros”. Desde entonces y pese a las amenazas de juicio que recibió de los padres del chico, Travis lo busca.
Una psicóloga antigay va a juicio
La psicóloga Rozângela Alves Justino será juzgada a fin de mes por el Consejo Federal de Psicología de Brasil y podría perder su licencia profesional. La entidad prohíbe expresamente que los profesionales traten la homosexualidad como una “enfermedad”, por lo que la conducta de esta psicóloga, que realiza “terapias de reversión” con un enfoque similar al de Exodus y afirma haber “curado” a varios pacientes, estaría violando las normas que rigen el ejercicio de la profesión en ese país, incluidas en el Código de Ética Profesional del Psicólogo. Alves Justino fue denunciada ante el Consejo por la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Transexuales.
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