martes, 28 de julio de 2009

En la encrucijada de los caminos.

Ecupres del 27 de Julio de 2009

Por Domingo Riorda.

Si bien se sabía que funcionarios públicos tenían relaciones como las de Berlusconi con una prostituta de lujo, nunca antes la habíamos visto promovida a nivel internacional con tal desparpajo que reubica a segundo o tercer rango las del presidente de Argentina de la década del 90, con sus sonadas relaciones con femeninas de alto posicionamiento económico.

En esa misma línea de sorpresas post-modernistas, aparece un grupo evangélico denominado “MIGApartners” – también autodesignado “Financieros del Reino” – que promovió su Cuarto Congreso –Miami 22 de julio- anunciando la visita del General Romeo Vásquez, quien fue el encargado de detener y expulsar al Presidente de Honduras, Manuel Zelaya.

MIGApartners fue fundado por el profeta Jaime Chávez y se dio a conocer públicamente en 1995 mediante una proclama donde detalla su historia de predicador, desde su niñez a su actual rol de relacionarse con “empresarios del mundo, políticos, presidentes, generales e instituciones gubernamentales” y que asesora a presidentes “pero por seguridad no mencionamos sus nombres”.

Cierto crédito debe darse a esa información ya que se organiza teniendo en cuenta el financiamiento con cien personas que, “como mínimo” y para empezar, aportarían $100,000 dólares estadounidenses cada uno.

El objetivo es “tomar” ciudades, naciones, continentes para implantar “la cultura” del Reino de Dios priorizando la “siembra en el mundo empresarial”, incluyendo el de la iglesia, “enseñándoles a invertir” en el establecimiento del Reino de Cristo en la tierra.

Ante tal desplante, puede preverse que el mundo de los teólogos se prepare para la crítica severa, solazándose como si estuviera un domingo al mediodía frente a un exquisito plato de ravioles con salsa de cuatro quesos.

Sin embargo, más que la cuestión doctrinal, lo preocupante es donde se recuesta ese movimiento que lleva el aditivo de evangélico. Su profeta, Jaime Chávez, en Honduras efectuó una gran reunión pública de apoyo al Golpe de Estado y ahora promovía la asistencia del General que secuestró y despachó en pijama al Presidente Constitucional de ese país.

Más allá del dato sobre si el General concurrió o no, la caracterización ideológica de ese movimiento no deja lugar a dudas y coincide con la del Cardenal Católico Romano y la Conferencia Episcopal de Honduras, en un tema harto delicado como es el rompimiento del orden constitucional de un país.

En otra vereda se encuentran las declaraciones en contra del Golpe de Estado en Honduras por iglesias evangélicas y organizaciones ecuménicas nacionales e internacionales, como la del CLAI (Consejo Latinoamericano de Iglesias). Ellas coinciden con diócesis y agrupaciones católico romanas que rechazan lo ocurrido en Honduras y hacen notar su discrepancia con las autoridades oficiales del catolicismo romano hondureño.

El panorama trae reminiscencia los acontecimientos de las década 70. En ese entonces, y a partir del Documento de Santa de fin del 60, el gobierno de Estados Unidos, junto a capitales empresariales, distribuyeron grandes cantidades de dinero para promover grupos evangélicos afines a la política de Estado de EE.UU. con el propósito de que se opusieran activamente a los sectores de cambio en países como Nicaragua y El Salvador y llegaron a instalar un dictador evangélico en Guatemala. Paralelo a ese accionar, los Episcopados Católicos Romanos de varios países se asociaron al tren de las Dictaduras de ese entonces, como el caso de Argentina.

Al mismo tiempo, en esa época del 70, sectores católicos romanos e iglesias evangélicas y organismos ecuménicos desplegaron una profunda y riesgosa actividad en Defensa de los Derechos Humanos, es decir en oposición a los regímenes dictatoriales.

Desde esa visualización comparativa surgen una serie de interrogantes y puntas de análisis, que destejen la historia planteando revisiones y sugiriendo nuevos puntos e partida analíticos.

Una de ellas, es el derrumbe de las fronteras eclesiales fundamentadas en doctrinas y aseveraciones litúrgicas, para pasar a identificarlas por sus actitudes éticas.

La discusión ecuménica sobre el significado del bautismo, la eucaristía, incluso la de la unidad de la iglesia, caen en el vacío de las palabras si sentido descubriendo el meollo de la cuestión existencial. La de la vida y el lugar donde nos colocamos en ella

Es el planteo de Jesús al narrar la parábola que recoge el Evangelio de Mateo, en el capítulo 25, del versículo 31 al 46, sobre quienes serán aceptados y quienes serán rechazados.

En la encrucijada de los caminos, más allá de las sorpresas y de la carudez berlusconiana, habrá que aprender a hablar con claridad obviando la mojigatería.+ (PE)

PreNot 8289
090727

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