viernes, 19 de noviembre de 2010

"Mejor que el hombre que sabe lo que es justo, es el hombre que ama lo justo" (1)

Por el Rev. Héctor Fernández (*)
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“Es, por tanto, bien cierto que todos los caminos del Señor
son misericordia y verdad, y sin embargo es cierto también que
el Señor es justo en todos sus caminos, y estas dos verdades
no están en contradicción... Así tu misericordia nace de tu justicia...”

San Anselmo, Oraciones y meditaciones, Rialp, Madrid, p.217-223

El día 31 de octubre 1517, Martin Lutero expuso las noventa y cinco tesis, para el debate teológico en la puerta de la iglesia de Wittemberg, Alemania, en evidente actitud de protesta, ante una situación injusta en la cual se comerciaba con el Evangelio, se había llegado al colmo de compra y venta de la salvación. No importaba como sufrían los pueblos, en tanto los poderosos económicamente mantenían vidas superfluas y de lujos extremos. El movimiento denominado Reforma, fue un hecho trascendental en el cual la Justicia y la injusticia se colocaron en la arena de las discusiones, de los debates, de los encuentros y los desencuentros.

Un evento que como bien sabemos provoco fisuras importantes en las entrañas económicas de un imperio que se sostenía propagando la injusticia.

Las personas que hicieron posible la Reforma de la Iglesia en el siglo 16 desarrollaron enormes sacrificios para rescatar al Dios de la Biblia, proceso que permitió situaciones, ambientes propicios para que posteriormente algunos teólogos y teólogas continuasen rescatando a ese Dios de los profetas, pero también de los Salmos y del Cantar de los Cantares, el Dios manifestado en los evangelios y en la corriente que desde tiempos ancestrales y hasta hoy propugnamos, trabajamos por la vida, en ámbitos eclesiales y más allá de las eclesialidades,… en la sociedad, en el “mundo”, espacios reales en los cuales las personas, a manera de remanente, experimentamos, sentimos, nos redimimos en un Dios, que nos genera, y regenera en una espiritualidad que no solo permite, sino principalmente nos motiva a ir más allá de prepararnos,… para ser parte de los cambios necesarios, con el fin de que el desarrollo de todo ser viviente se dé en las condiciones optimas para la vida.

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”.Os.6:6

Justicia, clave central del proceso de Reforma del siglo 16, momento clave en la historia, uno de los momentos en los cuales el kairos de Dios hizo presencia evidente y fue tan así que sus consecuencias repercuten hasta el día de hoy, aunque es necesario reconocer, que con el pasar del tiempo muchas personas, principalmente jóvenes, desconocen este evento y otras tienen conocimiento parcial del mismo. Aquí encontramos una deuda, entre muchas otras, de algunas estructuras eclesiales con la sociedad en general.

Es importante el rescate y la transmisión de lo que antecedió, provocó el evento y las repercusiones de la Reforma. Aquí pretendo únicamente hacer una recuperación de un tema clave de aquel movimiento de Reforma: Justicia.

Justicia en las actitudes y palabras de los profetas que nos reporta la Biblia. Justicia, horizonte de vida de Jesús de Nazaret, de los primeros discípulos y discípulas, así como en las primeras comunidades cristianas, en los procesos revolucionarios en diferentes momentos de la historia. Justicia, en términos teológicos y bíblicos, Justicia, íntimamente relacionada con Misericordia. Justicia situación que debería ser parte de la vida cotidiana, pero que está ausente en muchas situaciones.

Al acercarnos al final del 2010, reafirmamos que las fuerzas que se oponen a la vida plena continúan desarrollando enormes y poderosos esfuerzos por consolidar el estado de crucifixión de nuestros pueblos, es por ello que mediante la voz y la cruda realidad injusta, el grito de Justicia sigue resonando, por ello los trabajos reivindicativos están latentes, por ello es justo alzar la voz ante toda instancia sea o no religiosa.

“Devuelvan lo que nos han robado”. Si bien con los procesos de conquista y colonización se dio inicio al despojo profundo en nuestros pueblos, esa situación se ha venido profundizando, y, al igual que en la conquista y colonización, lamentablemente, sectores de la Iglesia contribuyen consiente e inconscientemente, para que se continúe profundizando el daño a nuestros pueblos. Es por ello que el grito, la exigencia, la evangelización por la Justicia se hace en estos tiempos desde el pueblo hacia el interior de algunas estructuras eclesiales, este es una demanda para todos los injustos donde sea que estén, dentro y también fuera de las estructuras eclesiales.

Por nuestra parte, las personas que nos identificamos y estamos a favor de la vida plena continuaremos con los trabajos, acciones y voces para que el amor de la fuerza misericordiosa de Dios se haga presente mediante la Justicia.

Algunas estructuras eclesiales tienen gran responsabilidad en que el rostro del planeta este en la situación que esta, en que algunos rostros de la Iglesia estén en la situación que están, maltratados por la injusticia, por ello me parece necesario recordar unas palabras de Dietrich Bonhoeffer, pronunciadas en Tegel, en mayo de 1944, en el acto bautismal de Dietrich Wilhelm Rüdiger Bethge:

Cuando alcances la edad adulta, el rostro de la Iglesia habrá cambiado por completo. No nos toca a nosotros predecir el día -pero este día vendrá- en que de nuevo habrá hombres llamados a pronunciar la Palabra de Dios de tal modo que el mundo será transformado y renovado por ella. Será un lenguaje nuevo, quizás totalmente arreligioso, pero liberador y redentor, como el lenguaje de Cristo. Los hombres se espantarán de él, pero a la vez serán vencidos por su poder.
Será el lenguaje de una nueva justicia y de una nueva verdad, el lenguaje que anunciará la paz del Señor con los hombres y la proximidad de su Reino.
Hasta entonces la actividad de los cristianos será oculta y callada; pero habrá hombres y mujeres que rezarán, actuarán con justicia y esperarán el tiempo de Dios. Que tú seas uno de ellos y que alguna vez pueda decirse de ti: "Mas el camino de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Prov 4,18).

(1) Confucio.
(*) Coordinador del Instituto Diaconal Esteban de San Salvador - El Salvador

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